El origen de la máquina de escribir se remonta al siglo XIX, aunque existen algunos precedentes en el siglo XVIII. Como muchos otros inventos, la máquina de escribir no tuvo inventor, porque son muchas las personas que han aportado varios modelos a nuestras conocidas máquinas.
En la oficina, este tipo de aparato comenzó a usarse, causando una gran revolución, porque puede hacer que todo lo escrito a mano hasta ese momento se pueda hacer de manera más rápida y flexible, y ahorrar tiempo. Las máquinas de escribir hicieron posible la escritura mecánica por primera vez, reemplazando a los escribas lentos y dando un carácter formal a la escritura de negocios, noticias y política.
Un dato interesante sobre la mecanografía es que los pulgares sirven para manejar la barra espaciadora y las letras G y H, que quedan descubiertas, son fácilmente operables desplazando los dedos índices. Las letras F y J sirven entonces de guía y punto referencia para situar las manos en la posición que, en teoría, se cree más cómoda y rápida para escribir.
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